Sarchí, Costa Rica
Una hermosa casa blanca en
medio de cafetales es habitada por dos hermanas dedicadas a labores domésticas y seis hermanos pintores. Una madre
probablemente feliz porque sus hijos no menores de treinta y cinco años viven todos con
ella, solteros.
Los hermanos Cervantes pintan
a mano alzada diseños que se repiten, espirales de tiempo, blancas,
interminables. Sus vidas han sido ofrecidas a los colores de una tradición que
desaparece con el tiempo, porque es probable que al mundo ya no le importe ni
una carreta, ni un pintor.
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